National Geographic ofrece sus 120 años de documentación en un disco duro de 160 Gb, por el precio de 200 dólares. Y a uno le asalta inmediatamente la pregunta de cómo es posible que una institución puntera en la investigación periodística se muestre tan desfasada: ¿tan mal asesorada está en materia digital que no tiene empacho en colgar en Internet tan ridícula oferta?
Segundo, porque obliga a los compradores a añadir un nuevo dispositivo a los demasiados que conectamos al PC o televisor
Tercero, porque obvia la realidad de Internet: ¿a qué comprar un disco duro externo cuando los archivos podrían descargarse mediante suscripción o cualquier otro método de compra online?
Y cuarto, ¿cómo almacenarán los compradores del disco los nuevos contenidos que National Geographic produzca a partir de ahora? El sitio asegura que podrán añadirse al disco, ya que viene con 100 Gb libres. Es de suponer que estas actualizaciones serán descargables: ¿por qué no pues los 70 Gb de información que contiene?
En fin, una operación comercial anacrónica (el eslógan reza The Complete National Geographic on 160-GB Hard Drive cuando en realidad 100 Gb están vacíos)
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